miércoles, 13 de enero de 2016

LA SEGURIDAD DEL ESTADO ARGENTINO: UN DEFICIT DE MACRI

Por: José Constantino Moyano Barro

ESCENA:

Desde hace varios días, se ha producido un hecho policial que viene a poner en
evidencia la debilidad del estado argentino en materia de seguridad. La fuga de los hermanos Lanatta y Schilacci, con giros televisivos, ha creado no sólo un gran interés y desarrollo en los periodistas y en la sociedad en general, sino que coloca la falencia del estado argentino en todos sus niveles en materia de seguridad.

Desde ya que desde estas líneas no festejamos la situación que pasaremos a hacer notar, sino que como argentinos, nos vemos con el deber de proceder a ejercer los cuestionamientos necesarios a los efectos de que la vida entre los argentinos este exenta de amenazas o peligros que alteren o pongan en riesgo, la Paz social, la vida, la libertad y la propiedad de los que aquí vivimos.

Estos postulados no son reclamativos, sino que conforman un claro deber del estado argentino, que debe ser planificado desde el más alto nivel de decisión política, el cual debe velar por su fiel cumplimiento en todos los niveles inferiores, y en concordancia con las Provincias, el estado autónomo de Buenos Aires, y los estados municipales, en cumplimiento de lo ordenado por la Constitución Nacional y por la Ley.

Es evidente que hechos como el que aquí analizaremos, no son meramente policiales, incurrir en ello coloca en descuido un deber básico, el cual es el correcto análisis y ejecución de un deber primario, que ya se señaló y que tiene que ver con la seguridad física de los argentinos.
No es una exageración, adelantar que la debilidad exhibida en el tratamiento de este tema, sirve no tanto para cuestionar a la actual Ministro de Seguridad Lic. Patricia Bullrich, lo que así haremos, sino la de dejar establecidas cuales son las responsabilidades que no pueden soslayarse cuando se trata de cumplir los objetivos que la Constitución Nacional y el sistema democrático coloca en cabeza del actual Presidente de los argentinos, el Ing Mauricio Macri, el cual pareciera estar ajeno a la misma por la conducta hasta ahora exhibida. Esperemos en esto último estar totalmente equivocado.

PRIMER ACTO:


Que previo a la fuga de los hermanos Lanatta y Schilacci, se ha producido una serie de polémicas públicas y notorias, sobre las cuales no ahondaremos por razones metodológicas, y damos por presupuesto el conocimiento de todos los lectores. Lo cierto es que producido el cambio de gobierno nacional y provincial, se produce una ¿fuga? (o mejor dicho salida sin contratiempos de un instituto penal) de tres peligrosos y archiconocidos criminales, los cuales en su escapatoria han burlado sucesivos controles policiales, tanto de la policía de la Provincia de Bs As, como de la correspondiente a la de Santa Fe, a la Policía Federal, a la Prefectura Naval Argentina y a la Gendarmería Nacional Argentina. Los organismos de inteligencias del estado no han dado con el paradero de los criminales, y de no ser por la colaboración de la población civil, ajena a los intereses políticos de turno, la búsqueda sería aún más trabajosa para el estado argentino. Este hecho no registra antecedentes en la historia de nuestro País.

En primer lugar debe señalarse la responsabilidad del Sr Ministro de Seguridad de la Provincia de Bs As, Sr Cristian Ritondo, al cual algunos memoriosos, lo señalan como emergido de la barra brava del clúb de fútbol “Nueva Chicago”, y que fuera integrante de la secretaría de seguridad en la época de Miguel Toma, no ha podido cumplir su cometido de atrapar a tres prófugos pese a los recursos que dispone el primer estado provincial argentino.

Es evidente que no ha podido dar cumplimiento con un hecho que por sus consecuencias excede lo policial, y en donde señalan la existencia de una cadena de complicidades a modo de justificación para la falta de soluciones en sus deberes. La comunicación con los medios, no ha podido solucionar un problema que requiere de especialistas y de preparación, de la que adolece el Sr Cristian Ritondo, y en la cual no puede incluirse su eventual paso por la barra brava de “Nueva Chicago” o del actual club del cual forma parte en su comisión directiva “Independiente”.

Debe señalarse que además no se ha hecho presente en el lugar de los acontecimientos, en donde efectivos de la policía bonaerense –sobre el cual tiene responsabilidad como Jefe- han sido heridos de gravedad. En esta actitud demuestra un déficit que no podrá recuperar, y cuya memoria quedará presente en el cuerpo de oficiales y tropa que tiene a su cargo. Mala señal en materia de seguridad.

La policía bonaerense necesita más que un articulador de coerciones –recuérdese la denuncia de amenazas de muerte que se denunció en su contra en el 2014- o que tenga olfato para saber imponer políticas represivas, o exhibir fortalezas de un gobierno, como el de la Sra Vidal, en una provincia en donde los históricos “barones del conurbano bonaerense” que apoyaron a la fórmula perdedora a nivel nacional, se han visto desplazados en las últimas elecciones. Y van por la revancha.

Los observadores y analistas pueden primeramente extraer que el organigrama ministerial no se condice con la realidad. Hay deficiencias en la ejecución e impericia en los mandos, los cuales no han recibido muestras de apoyo del ministro Ritondo, el cual carece de capacidad para resolver problemas más agudos, más complejos y más peligrosos que los de una comisión directiva de un club de fútbol, de una barrabrava o de un piquete de desocupados.
La presencia de más cantidad de efectivos o las policías descentralizadas no generan respuesta, dado que falta en el más alto nivel la capacidad intelectual para resolver situaciones novedosas en donde los potenciales agresores al estado argentino y a la sociedad toda puedan exhibir un escalamiento de violencia con ayuda de mayor sofisticación y audacia que la efectuada por simples delincuentes como los hermanos Lanatta y Schilacci.

LA FARSA MEGARENSE:

En la antigua Grecia, en el Siglo V a.C en la ciudad de Megara, se desarrolló una especie de comedia, con la cual los actores, se burlaban descaradamente de los gobernantes, humillándolos por sus actos de gobierno.
Se buscaba establecer una realidad oculta o ignorada y para eso se utilizaba la “farsa”. De esta manera se buscaba reestablecer las faltas que los gobernantes tenían a fin de poder mejorar la vida de la polis griega.

Al asumir la Ministra Bullrich declaró el estado de emergencia en materia de seguridad. Fuera de esa declamación, y de la foto –elemento de comunicación político pero que no resuelve los problemas- no se ha procedido a ejercer la autoridad necesaria a fin de dar los primeros pasos en ese sentido.

La Lic Bullrich pareciera que fue completamente sorprendida por esta situación y ha demostrado ser una “primeriza” en materia de seguridad, lo que desafortunadamente, no sólo empaña la gestión del Presidente Macri, sino que aliente a los que andan en actividades delictivas a cometer actos más audaces o más agresivos que los ejecutados por tres delincuentes comunes que exhiben un desprecio total por la vida humana.

Ha quedado en vista de los especialistas que la captura de Martín Lanatta, se debe más a las peripecias del mismo en su escape, el cual efectúo plagado de nerviosismo y acosado por la alteración de su plan inicial de fuga, que por la actividad de los organismos de seguridad del estado nacional.

En este punto es el pueblo argentino el cual en forma espontánea y sobre la base de valores de honestidad de la cual aún hoy abundan, ha sido posible que pueda ser capturado este peligroso delincuente.

Es evidente que de extenderse varios días más la captura de los dos profugados que quedan aún en libertad, va a quedar más que latente la debilidad del estado argentino para mantener la seguridad en su espacio soberano.

Esta situación va a terminar alentando a potenciales delincuentes, los cuales con dinero, armas, tecnología y capacidad de corromper funcionarios judiciales de floja moral –como ocurrió prima facie con un juez federal salteño- de poder ejercer su comercio ilegal de drogas, prostitución y demás delitos conexos, los cuales resultan lesivos para los argentinos, como ocurre en la repúblicas hermanas de México y Colombia, países en donde las maras, no son ya, un fenómeno pasajero.

Debe recordarse además que hace un par de meses se emitió un alerta por el cual se indivualizó como blanco de un potencial ataque terrorista a un importante Shopping a escasos kilómetros de la Casa Rosada. Este hecho sumado a la muerte del fiscal Nisman (encargado de investigar el ataque a la mutual Judía en nuestro País, por parte de grupos terroristas iraníes) en circunstancias que no han sido esclarecidas debe poner sobreaviso a todos los argentinos que la seguridad debe ser una materia que debe trabajarse previamente porque las consecuencias no pueden ser corregidas post-facto, una vez que se hizo el daño el Poder Judicial establecerá la responsabilidad, sancionando a los culpables y estableciendo una reparación conmutativa, pero no podrá devolver la vida de las víctimas o evitar que sigan sufriendo las consecuencias de hechos dañosos. Por ende la seguridad no es materia de improvisación, y no puede dejarse en manos de aventureros o de aficionados que cumplen roles de guardaespaldas.

Los matones no evitan los delitos ni garantizan la indemnidad de los argentinos. En ese sentido uno de los elementos con los cuales convenció al electorado el actual presidente Ing Mauricio Macri, es el de exhibirse como un gerente exitoso que le “resuelve los problemas a la gente” los principales políticos que lo han acompañado en la campaña, y han asumido cargos en el estado nacional y en la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma del mismo nombre asumieron la misma posición, aunque ante el primer evento de envergadura se han visto superados en su capacidad de “gestión” es por eso que deberá dejarse de un lado la farsa –tal como se las hizo creer a los argentinos en la elecciones- y deberá darse el paso decidido en dirección de intereses superiores que hacen a la vida misma del estado nacional y de los argentinos, a fin de evitar que antecedentes delictivos sirvan para que se cometan delitos o ejerzan amenazas mayores que no podamos resolver.

Buenos Ayres, 10 de Enero de 2016