lunes, 19 de diciembre de 2011

ANSES: El fin del @descuento?¿ Nueva Marcha


MIERCOLES 21 de DICIEMBRE - 11:00 horas Av. CORDOBA Y MAIPU


Nueva marcha que cuenta con la asistencia de la gente que esta mas afectada en este enfrentamiento que son los laburantes.
Las versiones son multiples la menos creible es que sea una cuestion tecnica.

Una version fuerte es que no se arregla ahora y que se deja correr todo esto hasta marzo.


Implicancias

Quienes comercialicen creditos dificilmente puedan resistir el verano sin actividad ya que sus ingresos dependen de la venta mensual y no les da como para soportar imponderables como estos.
Quizas otros tengan mas recursos pero como para aguantar 90 o 120 dias?¿
No es la situacion, con lo cual en ese caso se vera una drastica caida en los puntos de ventas.
Respecto de las Instituciones tienen mas cintura por que la afiliacion les permite soportar gastos pero entiendo que mas de uno se va a concursar con lo cual esto se reflejará en el mercado financiero y de capitales poniendo a prueba contratos, fondos fiduciarios etc.
Es decir un quiebre generalizado del sistema.

Este escenario es por demás probable de no solucionarse antes de fin de año.
Nos hace pensar hasta que punto no fue buscado y que finalmente el Banco Nacion saldra a monopolizar este mercado con lo cual seguimos el camino de la concentracion, aunque quede en manos del estado, es concentración.

Digo esto por que se pierden miles de puestos de trabajo con su efecto multiplicador y por lo tanto tambien se pierde el efecto distributivo del ingreso que llega a lugares impensados de nuestra república.
Tal vez los funcionarios a esto lo ven desde la óptica de Adam Smith donde la Mano Invisible reasigna magicamente a estos nuevos desempleados en otros puestos de trabajo o bien los incluyen en  alguna estadistica donde por sus caracteristicas este desempleo no existe.  Vision que justamente no caracteriza al gobierno nacional, preocupado por un compre argentino ( con los ojos puestos en la crisis Europea)  y de crear la mayor cantidad de puestos de trabajo posible

Mientras el mundo esta en una de sus peores crisis comparandola con la de 1929 donde grupos organizados pugnan para que se solucione la grave crisis del desempleo.
En Argentina nos damos el gusto de hechar a 10.000 jefes y jefas de familia a la calle.

domingo, 18 de diciembre de 2011

A diez años de la caída de De la Rúa

La intimidad de las horas previas al estallido final de la gran crisis

 POR GERARDO YOUNG; MARCELO LARRAQUY
El Presidente no supo cómo enfrentar los problemas económicos. Y se aisló políticamente. Asediado por protestas callejeras y con el peronismo dando la espalda, sus últimos momentos fueron dramáticos

La Alianza, de la euforia a la desilusión

Cómo se evitó que todo terminara aún peor
¿El mayor de los fracasos, o la más plena liberación?

MÁS - 18/12/11

Si algo sabía De la Rúa era que su gobierno no podía atravesar otra noche como la del 19 de diciembre. Y cumplió, a su pesar, cuando en la tardecita del jueves 20 hizo lo que gran parte del país esperaba: firmó su renuncia, retiró sus papeles del escritorio, le pidió al fotógrafo de Presidencia un último clic y a su secretaria que no se olvidara la jabonera del baño. Y abandonó el poder con el helicóptero.

¿Pero qué noche había sido la del miércoles 19? Fue la noche de las ametralladoras. Ocurrió así: luego de comunicarle al país que decretaba el Estado de sitio, miles de manifestantes que pedían a gritos que se fueran todos, la clase política entera analizaba cómo gobernar sin su gobernante. De la Rúa firmó el decreto de aceptación de renuncia del “superministro” Domingo Cavallo y después se refugió en Olivos. Era una noche de calor. Miles de vecinos “caceloreros” y militantes empezaron a rodear la residencia. A la 1.15 de la madrugada, había centenares de personas colgadas en el extenso perímetro de los muros. Les bastaba un salto para “tomar el palacio”. En ese momento, la policía bonaerense decidió retirar sus efectivos que custodiaban las calles periféricas y el jefe de la Casa militar, vicealmirante Carlos Carbone, buscó alguna autoridad por la planta baja. La mayoría de los ministros estaba negociando una salida a la crisis con gobernadores peronistas en el Hotel Elevage. De la Rúa estaba en su dormitorio, durmiendo o no. No se sabía. El vicealmirante encontró a Hernán Lombardi, ministro de Turismo. Lo llevó a la parroquia adyacente y le mostró la amenaza popular en los monitores. “No tenemos condiciones de seguridad. Tenemos que evacuar al Presidente”; “dónde lo llevarían?”, preguntó Lombardi. “A Campo de Mayo”. Lombardi dijo que no. Entonces el vicealmirante Carbone sacó las ametralladoras pesadas y comenzó a colocarlas apuntando sobre el muro. Y con un megáfono, los custodios del Presidente empezaron a disuadirlos para que se bajaran. Fueron 3 horas de máxima tensión. A las 5 los grupos ya se habían retirado.

Una hora después, cuando De la Rúa bajó al hall a desayunar, las ametralladoras ya no estaban. Su preocupación era Cavallo. Ordenó que lo llamaran para avisarle que le había aceptado la renuncia. “No quiero que se entere por la radio”, agregó. Lombardi llamó al vicejefe de gabinete Armando Caro Figueroa para que se lo transmitiera a su jefe. “Lo único que quiere Mingo ahora es que no le incendien la casa, no está pensando en si le van a aceptar la renuncia...”.

El país entero era lo más parecido a un incendio. Aunque De la Rúa no parecía verlo en su real dimensión, según demuestran todos los testimonios recogidos por Clarín que recuerdan aquellas horas dramáticas, que no hacen más que corroborar las múltiples razones de una caída: el aislamiento del Presidente, la testaruda resistencia a una devaluación que se precisaba, la falta de colaboración internacional para sanear las cuentas públicas en rojo, la fuga de capitales, el ajuste fiscal, y finalmente la ausencia de poder en un país donde otros actores –peronistas, sindicatos, empresarios, también radicales y por supuesto los manifestantes– saben que no hay vacío de poder que no se ocupe.

A las 9.30 de la mañana de aquel jueves 20, el helicóptero presidencial dejó a De la Rúa en la Casa Rosada. Fue justo durante una avanzada más de la Policía Federal contra los manifestantes que ocupaban el microcentro y la Plaza. Balas de goma, bastonazos y gases lacrimógenos ocuparon la escena que el Presidente podía ver desde la Casa de Gobierno o en cualquiera de los canales de televisión.

A las 10 recibió las primeras señales de que no llegaría a otra noche. Una delegación de diputados y senadores radicales, en su despacho, le informó que la posibilidad de conseguir el apoyo del peronismo ante el descalabro social, económico y político era mínima. “Tenemos que ofrecerles cargos concretos en el gabinete”, le dijo el senador Maestro. Y De la Rúa prometió pensarlo.

Minutos después, el ministro del Interior, Ramón Mestre, lo interrumpió para anunciarle que los gobernadores no asistirían a una cita programada del Consejo de Seguridad. Los gobernadores habían decidido partir en masa hacia San Luis, con la excusa de la inauguración del aeropuerto de Merlo, y pensar el futuro. Un futuro que parecía excluír a De la Rúa.

Pero mientras el peronismo, que tenía la mayoría en las dos cámaras legislativas, ya olía el retorno al poder, el radicalismo cifraba toda esperanza en un acuerdo con el peronismo, y constituir un “gobierno de unidad”. La UCR no tenía un Plan B. La Plaza de Mayo, además, había sido “entregada” a los manifestantes.

A las 2 de la tarde, el Presidente llamó al gobernador bonaerense Carlos Ruckauf, a quien durante esa jornada en secreto, y más tarde en público, culpaba por los saqueos que venían ocurriendo en el conurbano bonaerense. La charla fue formal. De la Rúa le aseguró que no pensaba renunciar y le dijo que iba a convocar a un acuerdo. Del otro lado recibió silencio.

Todavía hoy, De la Rúa culpa a Ruckauf y al peronismo de no haberlo ayudado. “En tiempos de crisis desaparece el patriotismo y sólo queda la ambición”, dijo a Clarín tres semanas atrás. Pero ya era tarde cuando pidió auxilio. Fue a través de la cadena nacional, en un discurso más informal y aún más desesperado que el del día anterior, cuando había anunciado el estado de sitio. El clima ahora era distinto: de retirada. En la Casa Rosada había menos empleados que de costumbre, varios ministros y secretarios de Estado se habían quedado en sus casas y ni siquiera estaba su hijo Antonito para asesorarlo. Fue a las 16.15, en la sala de periodistas, frente a una cámara fija: De la Rúa pidió la “unidad nacional” y por primera vez aceptó “discutir la política económica”, dando a entender que ya no era el ferviente defensor del uno a uno, esa convertibilidad que un año atrás el país entero defendía sin saber -o negándose a reconocer- que era el principal de los problemas.

Pero ya era tarde, demasiado tarde. Justo en ese momento, mientras él hablaba de unidad nacional, su policía desataba una cacería en las calles. Ya habían agotado las balas de goma y empezaban, ahora, a usar las de plomo.Un motoquero fue abatido a tiros en la 9 de Julio, otro manifestante cayó frente a un banco de Avenida de Mayo con un balazo en la cabeza. Al final del día, los enfrentamientos y la represión causarían entre 33 y 38 los muertos en todo el país.
–¿Es verdad que hay muertos?– preguntó De la Rúa a Héctor Lombardo, uno de los pocos funcionarios que lo acompañaba. El ministro de Salud quedó en llamar al SAME y se alejó.

Lo que nunca se detiene, ni siquiera con sangre, es la política. De la Rúa parecía confiar en una respuesta a su convocatoria a la oposición y llamó al presidente provisional del Senado, el peronista Ramón Puerta, número dos en la línea sucesoria del poder, a punto de volar desde el aeródromo de San Fernando en un vuelo de Southern Winds hacia San Luis.

–Estoy volando para allá. Antes de las diez de la noche tendré noticias, le informó Puerta.

– ¡Ah, no! A las diez ya va a ser de noche- se quejó el Presidente.

–Sí, eso es lo único seguro, que va a ser de noche -remató Puerta. La noche, sabía De la Rúa, era el límite. Su gobierno no soportaría un día más sin un acuerdo con el peronismo.

Casi en simultáneo se cerraron todas las puertas. El diputado peronista Humberto Roggero convocó a una reunión de su partido para definir la posición de su bloque. Tardaron pocos minutos en ponerse de acuerdo: no aceptar la tardía invitación de De la Rúa. “Y esperamos un gesto de grandeza del Presidente”, comunicaron.

¿Qué pasaba en el Senado? De la Rúa llamó al senador Maestro, que encabeza las negociaciones con los peronistas. Dijo Maestro:

–La situación es irrecuperable.

De la Rúa escuchó y esperó antes de seguir. La palabra “irrecuperable” debió haberle dado vueltas una y otra vez antes de digerirla. La situación era irrecuperable en todos los frentes. La noche parecía demasiado cercana.

En esas horas, la CGT había convocado a un paro por tiempo indeterminado, los empresarios le daban la espalda, las conversaciones previas que intentó la Iglesia parecían clausuradas y ni siquiera los radicales lo empujaban a seguir. Alfonsín estaba con algunos de ellos en su departamento de la avenida Santa Fe. Al lado de De la Rúa había cada vez menos. Y los ruidos de la Plaza no lograban acallarse. Antes de concluir, Maestro agregó:

–Presidente, el bloque de senadores ha dejado de apoyarlo.

De la Rúa cortó la comunicación y se dirigió al grupo de correligionarios que merodeaba en la antesala del despacho presidencial. “Perdimos el apoyo del partido en el Parlamento. No vamos a tener presupuesto, y sin presupuesto no podemos gobernar”, argumentó, mientras la calle se incendiaba. El jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, acababa de escaparse del palacio municipal en una ambulancia, de contramano, por Rivadavia.

El Presidente le pidió a su secretaria, Ana Cernusco, que le acercara papel membretado de Presidencia de la Nación. Hasta en ese detalle no quería olvidar las formas. Papel membretado para un documento oficial e histórico.

Se alejó unos metros hasta su escritorio más personal, en el Salón Verde, acompañado por Adalberto Rodríguez Giavarini, su canciller y amigo. Esta vez no dudó: se sentó con la camisa arremangada, sacó el capuchón de su lapicera y comenzó a escribir de puño y letra, de un solo trazo, como se escriben las páginas de la Historia:

Señor Presidente Provisional del Honorable Senado...

Me dirijo a usted para presentar mi renuncia como Presidente de la Nación. Mi mensaje de hoy para asegurar la gobernabilidad y constituir un gobierno de unidad fue rechazado por líderes parlamentarios.Confío que mi decisión contribuirá a la paz social y a la continuidad institucional de la República...”

Cerró con un “Pido a Dios por la ventura de mi Patria” y estampó la firma, sólo con el apellido, con la D curvada en semicírculo y un trazo veloz. Era el final. Entregó el papel al secretario de Legal y Técnica, Virgilio Loiácono, para que lo llevara al Congreso “antes de las ocho”, cuando cerraba la mesa de entradas. Le preocupaba ese detalle.

¿Era ese su último acto? No. La Historia le tenía reservada la escena final, la de la huida.

De la Rúa llamó al fotógrafo oficial de la Casa Rosada Víctor Bugge, y le pidió unas últimas fotos antes de irse. Allí se lo ve, con su traje oscuros, camisa gris, la corbata a rayas, recogiendo sus papeles de los cajones del escritorio. No hay miedo en su gesto, tal vez ni siquiera angustia, es la imagen de un hombre haciendo que hace algo. Lo que se ve en ese hombre de 64 años es trivial, apenas eso.

–¿Sacaste la jabonera, las cosas del baño?– pregunta. Y su secretaria le dice que sí, que ya retiró todo, que ya está.

El vicealmirante Carlos Carbone le anuncia que deberán irse en helicóptero, Además ya casi no hay tiempo, se acerca la noche. De la Rúa pone reparos, pero el que manda ahora es el militar. Lo guían escaleras arriba, lo acompañan hasta la azotea. El sol ya rumbea hacia el horizonte cuando el helicóptero se suspende a centímetros del techo, no puede apoyarse porque la estructura es débil, puede derrumbarse. De la Rúa sube abrazado al edecán y seguido de cerca por un custodio de la Policía. En menos de un minuto ya está sobrevolando la ciudad, lejos del caos del que fue protagonista y ya deja atrás. Son las 19.52 del 20 de diciembre de 2001. La noche se le viene encima.

Relax musical

Cristina se prepara para desafiar a la gravedad

La presidenta comienza su segundo mandato frente a una desaceleración de la economía. 
Ella va a cumplir con una mezcla de retórica, controles y austeridad

17 de diciembre 2011 | BUENOS AIRES | de la edición impresa



Debe su aplastante victoria en las elecciones presidenciales de octubre a un crecimiento vigoroso de la economía y la simpatía del público por la muerte repentina el año pasado de su esposo y antecesor, Néstor Kirchner. Cristina Fernández inauguró su segundo mandato como presidenta el 10 de diciembre aún vestida de negro y glorifica el nombre de viuda de su marido casi como una deidad.Su mensaje fue triunfalista. Contrastando Argentina con Europa y los Estados Unidos, ella cantó: "Ellos gobiernan con los objetivos de crecimiento para el sector financiero ... y nosotros con los objetivos de crecimiento para el trabajo y el empleo".

Esas palabras pueden volver a su refugio. Sra. Fernández está comenzando su segundo mandato en circunstancias muy diferentes al 2007. El crecimiento frenético de la Argentina se construyó sobre una moneda débil (un legado del default y la devaluación en 2002), la demanda mundial en auge por sus productos agrícolas, el fuerte crecimiento en el vecino Brasil, y un enorme aumento del gasto público.

Los vientos de cola han desaparecido. Los precios mundiales de los productos ya no están en aumento. La economía de Brasil se ha estancado. Después de años de alta inflación en el país el peso ya no es débil y los subsidios, extravagantes, significa que hay pocas posibilidades o ninguna de estímulo fiscal.

El gobierno sigue negando que la inflación sea  un problema.  Durante años se jugueteó con los números: oficialmente, la inflación está por debajo del 10%, pero economistas independientes la puso más cerca de un 25%, a pesar de que las tarifas de energía y de transporte público han sido congeladas.  La  Sra. Fernández admitió que Argentina tiene un "problema de competitividad". Pero la solución del gobierno parece ser una retirada hacia el mercantilismo sobrio, con toques de realismo. ................................Sigue en The Economist...
No reproducimos el articulo completo por que no es mas de lo que sale publicado en cualquier diario local con mas o menos especulaciones.Si bien son ciertas algunas de ellas hoy dia este debate argentino tiene mas solucion que el debate que Londres tiene en el seno de la Eurozona.   Por que hago referencia a esto?Estan en la misma situacion que Argentina en el 2001 sobreendeudados, moneda inexistente y la crisis les comió la credibilidad de sus politicos, leer aquiSi D. Cameron no renuncia es por que lo sostiene, dificilmente, el partido. leer aqui.Una Europa Alemana hace pensar en controles que muchos de los 27 paises acepatarian a regañadientes y que dificilmente los cumplan en el futuro.Circulan nuevamente pesetas, liras, dracmas etc. como medio de pago ( las cuasi monedas equivalentes a los patacones, lecops, evitas y otras tantas) en EE.UU. existen regiones que circulan monedas locales propias con una paridad respecto del dolar.   Esto significa que la gente no cree en el sistema monetario del Euro ni en el Dolar.  Como en Argentina no se creia en el peso. Las agencias calificadores de riesgo tambien hechan leña al fuego   Standard & Poor's, Moody's y Fitch Leer aquiHasta los piqueteros se han instaldos, pinchar aqui Ocupy Wall Street, aqui Indigandos españoles, franceses, griegos, italianos etcCorridas bancarias, los mas adinerados buscan refugio en el oro por que las monedas en su generalidad estan afectadas, desde el Euro en vias de extinción hasta el Dolar nadie cree demasiado en las monedas fiduciarias que de pronto se han acordado que solo es papel pintado. Leer aquiEn este nivel de conflicto el mundo se ha vuelto inseguro y poco refugio queda para recurrir, solo un debil wait and see

Rolling Stone

sábado, 17 de diciembre de 2011

Standard & Poor’s,El Inquietante Poder


EUROZONA

Agencias de Calificacion

7 diciembre 2011
PARÍS
Angela Merkel: "Una Europa alemana"
Angela Merkel: "Una Europa alemana"
El diario Libération lamenta que, al situar a la eurozona bajo vigilancia la víspera del Consejo Europeo, Standard & Poor’s confirma la emergencia de un poder económico ilimitado que trastoca toda la organización democrática.
Ejecutivo, Legislativo y Judicial: la filosofía política nos enseña que un Estado democrático se basa en la separación de estos tres poderes, aunque también en la dinámica del contrapoder que ejerce cada uno de ellos ante los otros dos, un poder que no se limita a sí mismo.
Pero la crisis económica ha echado por tierra este viejo esquema. Desde que dura la crisis hace ya tres años, sus episodios memorables y su tempo irónico nos recuerdan hasta qué punto es ahora obsoleto.
Nicolas Sarkozy y Angela Merkel anuncian, satisfechos y con gran boato, sus proyectos europeos. Y unas horas más tarde, una agencia de calificación los desacredita y los ridiculiza al situar a la eurozona bajo vigilancia negativa.
Al esquema fundador de la democracia le sustituye ahora una nueva y brutal organización de fuerzas: un nuevo poder, económico, sin contrapoder capaz de limitarlo, ni siquiera de regularlo, que domina a los demás y dicta su ley.
Nunca fue tan patente la relación de fuerzas y de debilidades; nunca el poder político ha estado tan desamparado.
La campaña presidencial [francesa] tendrá como principal objetivo ocultar la angustia del político y la imposibilidad misma de cualquier acción política eficaz: los tres años que acaban de pasar demuestran que los bomberos han corrido a apagar los incendios y siempre han llegado tarde.
Los comentaristas se centrarán en la belleza de los movimientos diplomáticos y la habilidad de los compromisos. Pero la clave estará, tanto hoy como mañana, en la gestión de las consecuencias sociales de la crisis.

CONTRAATAQUE

La UE investiga a las agencias

La UE investiga a las agencias
"S&P, nuevo patrón de la zona euro", titula el diario económico francés  La Tribune, informando que la Autoridad Europea de los Mercados Financieros (AEMF) ha lanzado una investigación sobre las agencias de calificación.
La agencia europea, encargada de supervisarlas agencias de calificación en el ámbito europeo, ha enviado inspectores a los locales de Standard & Poor's, Moody's y Fitch, así como a otros competidores más pequeños. El procedimiento lanzado a principios de noviembre debe continuar a lo largo de todo el mes de diciembre.
La investigación debería desembocar en un informe sobre los métodos de trabajo de las agencias que será publicado el próximo mes de abril. Un portavoz de la AEMF ha declarado que, en caso de infracciones, la Autoridad tendría el poder de multar a las agencias infractoras y de suspender sus calificaciones, e incluso retirarles la licencia. "Deben probar que su procedimiento de calificación es correcto y desprovisto de conflictos de interés, y que tienen un reglamento interno apropiado", ha precisado.

Como ahora les aprieta el zapato, quieren mandarlos a la horma y guardarlos en el ropero.  

GRAN BRETAÑA y la UE

Unas deslucidas islas Caimán
12 diciembre 2011
LONDRES

PE Sanchez
















Al desviarse de una mayor integración europea para defender los privilegios de la City, David Cameron ha relegado sin remedio al Reino Unido al estatus de una isla irrelevante al margen de Europa.
John Lichfield

Gran Bretaña no va a salir de la Unión Europea. Aún no. Pero puede que la UE ya haya abandonado a Gran Bretaña. Aún no se ha disipado por completo la niebla de la Batalla de Bruselas, librada del 8 al 9 de diciembre de 2011. Pero psicológica y políticamente ya no hay vuelta atrás, ni para Bruselas ni para Londres.

El primer ministro ha jugado muy mal su baza en la partida. Ha situado a Gran Bretaña en una posición de profundo aislamiento dentro de la UE, algo que incluso Margaret Thatcher evitó muy diestramente en los días en los que pedía que le devolvieran su dinero. Cameron ha dado a probar un poco de sangre a los tiburones de los diputados euroescépticos y de la prensa, lo que podría suponer que rápidamente se entablase una pelea histérica para conseguir alimento.

Nos esperan meses de difíciles negociaciones en los que nuestros preocupados socios europeos, mientras luchan para evitar el hundimiento del euro, a Gran Bretaña le asignarán el papel del villano. En este ambiente febril, tanto en Gran Bretaña como en el Continente, la posibilidad de que Reino Unido abandone la UE, ya sea en la práctica o realmente, ya no es algo impensable.
En contra del resto en lo fundamental

Otras batallas entre la UE y Reino Unido han girado en torno a cuestiones importantes pero fundamentalmente secundarias, como la política agraria, las contribuciones presupuestarias o las exportaciones de carne de "vacas locas". Cameron se las ha arreglado para situar a Gran Bretaña contra el resto en la cuestión más fundamental de todas: la supervivencia del euro y de la propia UE.

Los medios de comunicación europeos han presentado al primer ministro como una especie de hada malvada. No quería ir al baile del nuevo tratado propuesto de los 27. Estaba en su derecho. Pero para satisfacer a los euroescépticos de su partido, se negó a dejar que los demás celebraran el baile a menos que entregaran a Gran Bretaña, o más bien a la City de Londres, un regalo de "no boda".

Quería que Gran Bretaña se convirtiera en una especie de islas Caimán dentro de la UE: un territorio que disfrute de las ventajas de ser parte del mercado único europeo en los servicios financieros, pero sin estar sujeto al control o a las normativas de la UE. Los demás líderes no lo podían aceptar. Y Cameron sabía que nunca lo aceptarían.

La mayoría del resto de los Estados siguió adelante con los planes de un tratado intergubernamental diferente y no tan estricto en lo relativo a disciplina presupuestaria y a una unión no tan fiscal para los 17 países de la eurozona.
Un estatus diferenciado para la City

Los 23 países, o quizás más, que se unan al nuevo mecanismo celebrarán reuniones mensuales y mientras dure la crisis, cumbres mensuales. En algunos casos, podrán acordar posturas comunes que afecten a los intereses económicos del Reino Unido y luego las impondrán en toda la UE con votaciones por mayoría.

Si Cameron no hubiera representado el papel bulldog de cara a la galería doméstica, puede que igualmente el resultado hubiese sido el "tratado de los 17 o más" menos estricto. Al realizar exigencias desproporcionadas para la City (y para la derecha euroescéptica), el primer ministro permitió que varios países, entre ellos Francia, evitaran los escollos de un nuevo tratado de la UE y que se protegieran del nuevo celo federalista de la canciller Angela Merkel. Sin embargo, existe un abismo psicológico entre una decisión consensuada de la UE para apostar por este tratado intergubernamental aunque no sea la mejor opción y una decisión forzada por Gran Bretaña e imputable a ella. Se avecinan batallas arcanas y desagradables sobre cómo se puede dirigir y supervisar el nuevo "pacto fiscal".

¿Seguirá exigiendo David Cameron el estatus de islas Caimán para la City como precio para que Reino Unido acepte que las instituciones de la UE vigilen las nuevas normas intergubernamentales de la eurozona? Si se niega a ello, el "pacto fiscal" podría estar en peligro, inclinando al euro, así como a la economía europea y británica, sobre el abismo. Si cede, los grupos de presión euroescépticos, totalmente inmunes al argumento de anular los intereses europeos y británicos, intentarán destruirle. Aún queda por ver si el "pacto fiscal", que se rematará en marzo, impresionará a los mercados y convencerá a los inversores globales para que vuelvan a comprar deuda soberana de los países de la eurozona.
Cameron como chivo expiatorio

Aún así, el euro podría hundirse, con el peligro de arrastrar a la UE. Un tratado "más fuerte" de los 27 podría (o no) haber sido más convincente para los mercados. Si los inversores dan la espalda, Cameron se convertirá en el chivo expiatorio perfecto para Francia, Alemania y los demás.

Los verdaderos intereses nacionales de Reino Unido exigen que sigamos siendo una parte central respetada de la UE para defender una política europea y unos valores económicos comunes en un mundo cada vez más competitivo. Un tratado de 27 no habría impuesto una nueva disciplina fiscal en los países que no pertenecen al euro, como Gran Bretaña. Habría permitido al Gobierno seguir dando forma a la política de la UE, incluso en materia de normativa financiera, desde una posición de influencia dentro de la Unión.

Ahora, no nos enfrentamos a una Europa de dos o tres velocidades, sino a una Europa en la que nos encontramos a Gran Bretaña contra el Resto.

Los británicos, en su nuevo estado de aislamiento, seguro que siguen mostrándose orgullosos. Como las islas Caimán, pero con lluvia
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